sábado, 17 de febrero de 2018

Ciclismo en el Pacific Northwest

Disclaimer: las opiniones en este blog son personales, y no representan la opinión de mi empleador.

Hablemos de bicis. Estoy desempolvando el blog para hablar de bicis. Podría hablar de las muchas cosas que han pasado en los últimos siete años, pero esta vez toca hablar de bicis. Para este post me inspiro en @ari_santillan, a quien tal vez recuerden como el ciclista al que Lord Audi casi atropelló. El amor que Ari le tiene a la bici, y a usarla como su transporte principal en la ciudad de México es admirable.

El último año y medio he vivido una cultura ciclista muy diferente a la que se tiene en CDMX. He estado viviendo en el Pacific Northwest, más específicamente en Redmond, en el estado de Washington. La cultura ciclista del PNW es algo que me encantaría que Ari pudiese experimentar en persona, pero es más fácil si comparto mis experiencias aquí.

Muchos paseos en bici por aquí
Desde que me mudé aquí, yo tenía muchas ganas de moverme en bicicleta. Un par de meses después de llegar, mi amigo Churchill me acompañó a comprar una bici. Es una de las mejores compras que he hecho jamás. La bici se ha convertido en una auténtica compañera de aventuras. Es toda una amante. Cuando la compré, dije "quiero una bici para poder ir al trabajo, al super, y ocasionalmente salir a pasear un par de horas el fin de semana". Poco sabía que ocasionalmente significaba casi todos los fines de semana y a veces entre semana, y que un par de horas en realidad podían llegar a ser diez.

La bici de nueva
Ese año fui muchas veces a la oficina en bici, un recorrido de quince minutos. Iniciaba mi recorrido en la calle, por el carril bici. Después prefería meterme a la banqueta. La 156 con la 40 se llena mucho en hora pico y esa sección no tiene carril bici. Unos meses después me mudé y el commute ahora también incluye la subida del trail de la 520. Me gustaría señalar que a pesar de que mi commute a veces incluye subirse a la banqueta o ir en la calle, mi commute es seguro. Apunto con un dedo acusador al gobierno del municipio de Querétaro, que está haciendo estupideces con el carril bici de Avenida Universidad

Últimamente me da algo de nerviosismo tomar el trail de la 520 por las noches. A veces los frenos de la bici se aflojan y no me gusta tomar una bajada empinada con curvas, de noche y muchas veces con lluvia. He estado regresando a casa en camión. Algo que me gusta de estos rumbos, es que es muy fácil subir la bici al camión. Los racks frontales de los camiones para subir bicis me han resultado muy útiles. El tren ligero no tiene racks al frente, pero también tiene la facilidad de subir la bici y colgarla dentro del vagón.

El edificio en donde trabajo tiene una bike cage enorme, que rara vez he visto vacía. Solo se puede entrar al cage con el gafete del trabajo. En Redmond y Bellevue, que es donde más a menudo estaciono la bici, hay bastantes lugares para estacionar bicis (o de perdida una señal de tránsito a la cual puedo amarrar la bici). La calidad de los racks para estacionar puede variar bastante. Los racks del Safeway de Overlake están buenos, en Redmond Town Center hay un rack encantador en forma de diente puesto por un dentista, pero los racks de la plaza comercial de Redmond donde está Panera y el Shoe Designer Warehouse son horrorosos. Y es que el robo de bicis en Redmond no me lo tomo a la ligera. Al menos a cuatro de mis amigos les han robado sus bicis.

Rodar en la calle también tiene sus reglas, yo recomiendo echarle un ojo a las leyes de tránsito en bici del estado de Washington antes de lanzarse de paseo. Lo que más destaca es que cuando uno va en la calle, tiene todos los derechos y responsabilidades igual que un coche. También que en muchas ciudades de Washington es requerido por ley llevar casco, y en las noches llevar luces. Compartir la calle con los coches es bastante pacífico. Los conductores suelen ser pacientes y precavidos con los ciclistas (si tienen la oportunidad, incluso se llegan a cambiar de carril para darte más espacio), aunque también puede haber torpezas por ambos lados. Yo misma he llegado a verme algo chilanga con la bici, y también hay conductores muy odiosos (me refiero al cabezahueca del chevrolet que acelera cuando pasa junto a mí en la 156).

Sobre bikeshare no puedo hablar mucho, porque nunca lo he usado. Aún no hay bikeshare en el Eastside, pero sí lo hay en Seattle. En Seattle es muy común ver Limebikes regadas por todos lados. A diferencia de las Ecobicis de CDMX, que deben ser recogidas y regresadas en estaciones, las bicis del bikeshare de Seattle se pueden dejar en cualquier banqueta. Esto da lugar a un poco de irresponsabilidad, aunque no se quien no se reiría un poquito al ver al troll de Fremont con una bici en la cabeza. La bici hundida en Lake Union me pone triste. Un caso interesante, aunque no del PNW, es el del bikeshare "exclusivo" de los empleados de Google.

Hablemos un poco más de la bici, ya no como medio de trasporte, sino como deporte. Esta es la parte que más me gusta. He disfrutado mucho recorrer la región en bici. El año pasado, participé en varios eventos: Chilly Hilly, la ruta de 100 millas del Flying Wheels, la ruta de 39 millas del Kitsap Color ClassicBike MS: Deception Pass Classic (desafortunadamente, en ese evento no pude acabar mi ruta, gracias rodillas). Aunque del evento del que estoy más orgullosa es del Seattle To Portland, el STP, el cual hice en dos días. En todos estos eventos he participado con mis amigos, y a veces también con compañeros de trabajo. Hay muchos ciclistas a mi alrededor que tienen todo mi respeto y admiración. Quien más comparte sus aventuras en bici es Juliana @limitedmage, quien también es ride leader de Cascade Bicycle Club, wow! El PNW le tiene mucho cariño a las bicis. A mi alrededor hay varias tiendas especializadas en ciclismo, y en el STP participan hasta 10,000 ciclistas.

Uno necesita llevar muchas cosas al STP
Esos largos paseos en bici me ponen en estado zen. Me encanta tomar el trail para ir a Fremont, para darle la vuelta al Lago Washington (el lago grande), al Lago Sammamish (el lago chiquito). El trail es calmado y uno se siente como en casa. Con el tiempo, uno también empieza a reconocer a las personas interesantes que pasean por ahí: los cuates de los triciclos, los de las bicis acostadas, la bici en forma de bala y el cuate que entrena en patines para esquiar cross country. Siempre hay entusiasmo cuando un nuevo trail abre. Las cervecerías también son populares en el trail. No todos los paseos son en el trail. Para todas las rutas que hago, y las rutas de los eventos, uno comparte la calle o la carretera con los coches.

Algo que me gusta del trail es que la gente suele tener buena etiqueta. Cuando van más rápido que uno, gritan "On your left!" o tocan el timbre, esperando que uno se orille para dejar pasar. Cuando la cadena se me cayó, una chica se detuvo a preguntarme si todo estaba bien. Este compañerismo y consideración a los demás es algo que no vi mucho en CDMX en el único Paseo Ciclista en Reforma en el que he participado. Me ha molestado muchísimo que algunos grupos de amigos vayan lado a lado (en vez de en fila), ocupando todo el ancho de la calle y haciendo imposible rebasarlos. Algo bueno de reconocer en el Paseo Ciclista es el cuidado que tienen los chicos de tránsito para manejar las masas de ciclistas.

Le he agarrado mucho cariño a pasear en bici en la carretera, especialmente junto a la playa o en medio del bosque. Durante el Flying Wheels también vi un venadito comiéndose un jardín. Una experiencia memorable es que al entrenar para el STP, tomaba por la noche el Sammamish River Trail hasta Bothell, y al regresar a Redmond podía escuchar a las ranas croar en el río. Lo oscuro y solitario, el noble deporte del ciclismo, el río y los árboles, y las ranas croando. Muy especial.